EL ALCOHOLISMO Y LA MIRADA SOCIAL

El alcohol tiene una milenaria tradición de uso terapéutico: la cerveza, inventada por los antiguos egipcios, se recomendaba en la edad media como medicamento, y cuando en el 1100 se aprendió a destilar el alcohol, el producto obtenido se llamó “agua de vida”, por la sensación de bienestar que producía en quien lo bebía. Éste fue el comienzo de lo que varios siglos después se convertía en una industria millonaria productora de gran variedad de bebidas, que con distinta graduación alcohólica se consumen en todo el mundo y que en sus diversas presentaciones está universalmente extendido, y por lo tanto goza de la más amplia aceptación social, genera gravísimas adicciones, ante las cuales los distintos países tratan de instrumentar diferentes medidas que limiten su uso, especialmente por parte de los más jóvenes.

Desde la multicausalidad de factores podemos encontrar, en la adicción al alcohol, los siguientes:

Genéticos: últimos descubrimientos aseguran que está presente en más de la mitad, siempre gatillada por el entorno psicosocial, lo que no está claro todavía como interviene, proponiendo la teoría, cualquiera de éstos 3 presupuestos: tendencia a reaccionar fisiológicamente de una manera distinta ante una sustancia adictiva, O llevan a un desorden afectivo-emocional y de la personalidad que predispone al abuso y dependencia, para logra el alivio buscado a una vivencia de sufrimiento existencial o a la repetición compulsiva de un placer más que efímero.

Familiares y educativos: con la transmisión de pautas, conductas y patrones relacionales con respecto a la bebida, sin soslayar la propia dinámica disfuncional involucrada en el núcleo afectivo de convivencia del sujeto

Alta adictividad: más del 20% que la usa se vuelven dependientes, y de toxicidad directa sobre las células y tejidos más nobles del organismo, con secuelas irreparables que pueden llegar a la muerte del sujeto. Cambios profundos en los patrones de consumo en nuestra sociedad, en especial de los jóvenes: buscan la intoxicación rápida: «binge drinking», consumo excesivo de alcohol en contextos festivos

Politoxicomanías: el problema con el alcohol suele ser la enfermedad de base o se constituye en un acompañante harto frecuente del consumo de otras sustancias: incluye cambios cerebrales y moleculares a nivel de las membranas neuronales y de los circuitos de neurotransmisión (dopaminérgicos, serotoninérgicos, noradrenergicos, gabaérgicos, glutamatérgicos del sistema opioide endógeno, etc.) Todos esos cambios en neurotransmisores, que interactúan entre sí y perpetúan la adicción instaurando un círculo vicioso entre dependencia física, psicoconductual, tolerancia farmacológica, síndrome de abstinencia y recaída

En nuestro querido norte argentino, tenemos ciertas festividades religiosas (fiestas patronales), o paganas (difunta correa, gauchito gil) o culturales (pachamama o carnaval), la fiesta de Los Estudiantes, las giras de fin de año, etc, son siempre la excusa perfecta para abusar del alcohol.

La mirada social es pasiva, ya que no se lo considera “droga”, aunque sí lo es, pensamos que se trata de diversión, que su consumo es sinónimo de amistad, de compartir. Siendo el alcohol, la droga que cuantitativamente, más daño le está provocando a nuestra sociedad.

Desde los accidentes de tránsito, pasando por exacerbaciones de violencia intrafamiliar, como de motivo de abandono de la escolaridad, y pérdidas de empleo, que suceden a diario, nos van demostrando que ésta sociedad debe comenzar a cambiar su mirada respecto al consumo de alcohol, e ir aprendiendo que estamos ante el consumo de una de las drogas más lesivas para el organismo y la sociedad. Que ésta droga sea legal, no quiere decir que sea inocua.

 

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